Problemas urinarios en gatos
No es extraño que nuestro gato, a lo largo de su vida, presente algún problema en las vías urinarias. Debido al estrés y al dolor que provocan este tipo de enfermedades, así como a sus potenciales complicaciones, es importante que, como cuidadores, sepamos a qué signos clínicos prestar atención para poder acudir lo antes posible al veterinario.
En este artículo , en colaboración con Tech, repasamos las características de los problemas urinarios felinos y qué medidas podemos implantar para prevenirlos y curarlos.
Propensión de los gatos a padecer problemas urinarios
Las enfermedades urinarias en gatos deben ser un punto de atención para los cuidadores, y es que en esta especie se dan determinados factores que incrementan la probabilidad de que se desarrollen estas enfermedades. Por ejemplo, los gatos proceden de zonas desérticas y en la naturaleza acostumbraban a consumir presas con un elevado contenido en agua. El resultado es que los gatos domésticos no beben demasiado. Cuando en el hogar les ofrecemos, además, una dieta compuesta en exclusiva por pienso, un alimento sin apenas contenido en agua, si el gato continúa bebiendo pequeñas cantidades lo que conseguimos es un felino que orina pocas veces al día. Una baja eliminación y la formación de una orina concentrada propician el desarrollo de enfermedades urinarias. Además, hay otros factores que suelen concurrir en los gatos domésticos y que incrementan el riesgo de sufrir estas patologías, como la obesidad, la vida sedentaria o la esterilización.
A continuación, nombramos las principales enfermedades y problemas urinarios en gatos domésticos:
FLUTD
Estas siglas se corresponden con la expresión en inglés feline low urinary tract diseases. En otras palabras, hacen referencia a las enfermedades de las vías urinarias inferiores que afectan a los felinos, sobre todo entre uno y diez años de edad. Esta denominación engloba diferentes patologías que tienen en común que se producen en la vejiga y/o en la uretra y provocan signos clínicos como los siguientes:
- Aumento de la frecuencia de evacuación, es decir, el gato orina más veces al día de lo normal pequeñas cantidades.
- Esfuerzos evidentes para miccionar. El gato intenta orinar, pero no lo consigue o solo expulsa unas gotas.
- Orina fuera del arenero y en distintos lugares del hogar, muchas veces sobre superficies blandas, como camas, o frías como bañeras o lavabos.
- Dolor, por ejemplo, expresado con maullidos en el arenero, a la palpación de la zona baja del abdomen, con agresividad, inquietud o lamido intenso del área genital.
- Hematuria, que es el nombre que recibe la presencia de sangre en la orina. Es posible percibir sangre fresca, una orina más oscura o con arenilla, si hay cristales.
- Pueden notarse cambios de comportamiento y otros signos clínicos en función de la gravedad del caso, como decaimiento o pérdida del apetito.
- Ausencia de eliminación de orina. Si el gato deja de orinar hay que acudir de inmediato al veterinario, pues se trata de una urgencia. De no recibir asistencia puede llegar a ser fatal.
En resumen, si detectamos cualquiera de estos signos clínicos debemos acudir al veterinario. Este profesional es el único que cuenta con la experiencia y la formación, pues a lo largo de su carrera se actualiza mediante la realización de máster de veterinaria y la asistencia a congresos y cursos especializados, como para examinar al gato y hacerle las pruebas pertinentes que permitan llegar al diagnóstico y al tratamiento de las enfermedades que repasamos a continuación. Están interrelacionadas y pueden presentarse combinadas.
Cistitis idiopática felina (CIF)
Se trata de una inflamación de la vejiga que recibe la denominación de idiopática porque no se sabe cuál es su origen. Sí se conoce que los gatos afectados presentan una mayor respuesta ante el estrés, capaz de activar el mecanismo que origina la inflamación y toda la sintomatología asociada. El estrés no sería la causa inicial, pero sí perpetuaría la cistitis. A su diagnóstico se llega tras descartar las demás causas posibles. Aunque en ocasiones los signos clínicos remiten por sí solos, es una enfermedad recurrente que volverá a manifestarse. Hay que consultar con el veterinario porque se trata de una afección dolorosa y estresante para el gato. Además, esta cistitis puede ser obstructiva. Es un problema que afecta tanto a machos como a hembras.
Cristales y cálculos en la orina
Sin duda, este es uno de los problemas urinarios en gatos más habituales. Los más comunes en los gatos son los de estruvita y los de oxalato cálcico. El mayor problema es que alcancen un tamaño tal que el gato no pueda eliminarlos por sí mismo, lo que puede llegar a producir una obstrucción. Los de estruvita se deshacen con un alimento específico, pero los de oxalato no, por lo que, si no es posible que el gato los expulse naturalmente, tendrá que extraerlos el veterinario. Los cálculos también se llaman urolitos o, popularmente, piedras. A diferencia de los cristales, su tamaño los hace visibles sin necesidad de microscopio.
Obstrucciones en la uretra
Además de los cálculos, los conocidos tapones uretrales también pueden ser causa de obstrucción parcial o total de la uretra, que es el tubo por el que se elimina la orina desde la vejiga. Los gatos macho tienen más probabilidades de padecer este problema debido a que su uretra es más estrecha y más larga que la de las hembras. Los tapones uretrales se forman, en general, por la suma de materia orgánica y mineral. Cualquier sospecha de obstrucción es motivo de consulta veterinaria urgente. Un gato que no orina, además de sufrir, corre el riesgo de fallecer, pues el funcionamiento de los riñones se ve comprometido, provocando graves alteraciones en todo el organismo.
Infecciones del tracto urinario
Este tipo de infecciones suelen aparecer en gatos de edad avanzada o en ejemplares que ya sufren alguna otra patología, como la inmunodepresión, la diabetes, el hipertiroidismo o la enfermedad renal crónica. Aunque pensemos que nuestro gato padece una infección, hay que recordar que en ningún caso debemos administrarle antibióticos por nuestra cuenta. Las resistencias bacterianas son un problema real. Por eso, estos fármacos solo pueden ser recetados por los veterinarios.
Tanto en el caso de las infecciones como en las afecciones anteriores, el tratamiento de cualquiera de los problemas urinarios en gatos debe estipularlo un profesional.
Otros problemas urinarios en gatos
Defectos anatómicos de nacimiento, intervenciones como el sondaje, lesiones en el tracto urinario, alteraciones neurológicas, tumores o incluso problemas de conducta son causas que también pueden desencadenar problemas urinarios, aunque con menor frecuencia.
El veterinario nos pautará un tratamiento a seguir según la enfermedad urinaria que sufra nuestro gato. Este tiene que incluir medidas como las que mencionamos a continuación, que, además, también sirven para prevenir que surjan o se repitan este tipo de problemas:
- Aumento del consumo de agua. Debemos animar a nuestro gato a beber, así orinará más y la orina será menos concentrada. Para ello, podemos proporcionarle diferentes bebederos colocados en distintos lugares, recurrir al uso de fuentes, ofrecerle caldos y, si come pienso, tendremos que darle también, todos los días, una parte de la ración en forma de comida húmeda o, al menos, humedecer el pienso con agua. Hay que asegurar un suministro constante de agua limpia y fresca y, de tener más de un gato u otros animales, debe controlarse que ninguno impida beber a otro.
- Alimentación de calidad. Un aporte adecuado de minerales previene su acumulación, que puede derivar en la formación de cristales y de cálculos, y mantiene un pH adecuado en la orina. Además, existen alimentos formulados para deshacer y prevenir la precipitación de cristales como los de estruvita. Por otra parte, una alimentación equilibrada ayuda a conservar el peso ideal del gato, evitando la obesidad.
- Arenero perfecto. Un gato va a evitar orinar en una bandeja sucia, demasiado alta o pequeña, cerrada, con arena que no es de su agrado o que está situada en un lugar excesivamente ruidoso de la casa. Por ello, es imprescindible asegurarle el acceso al arenero en todo momento y que sus características y las de la arena sean las adecuadas a sus necesidades.
- Prevención del estrés. Dada la sensibilidad de los gatos a cualquier cambio en su rutina, por pequeño que este sea, y el impacto que el estrés tiene en el desarrollo de problemas urinarios, es imprescindible mantener al animal en un entorno tranquilo que le permita desarrollar sus actividades naturales, implantar medidas de enriquecimiento ambiental e introducir cualquier modificación en su hogar de forma paulatina y siguiendo unas pautas de presentación adecuadas. Es beneficioso, así mismo, dedicarle un tiempo de juego a diario y también puede recurrirse al uso de feromonas apaciguadoras.
Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.
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- García y Bárcena (2014): Principales patologías del tracto urinario inferior felino. Portal Veterinaria.
- Palmero, María Luisa: Cistitis en gatos: Actualización en el diagnóstico y tratamiento del FLUDT. Gattos Centro Clínico Felino.