Enfermedad de Disco Intervertebral
Los discos intervertebrales (las almohadillas en el espacio entre los huesos de la columna vertebral) tienen enfermedades y experimentan fuerzas que pueden hacer que se inflamen o hernien con el paso del tiempo. Esta hernia genera dos tipos de daños en la médula espinal: compresión y conmoción. El alcance del daño y la pérdida de células nerviosas se determina por:
- El tipo de fuerza
- El grado de fuerza aplicado a la médula espinal
- La duración de la aplicación de la fuerza
Un daño de la médula espinal relativamente leve puede provocar una pérdida de coordinación y una marcha tipo “borracho”. Un daño más importante puede provocar la pérdida de la capacidad de caminar o mover las patas voluntariamente. Un daño grave puede provocar la pérdida total de la sensación de dolor. Esto genera un pronóstico de recuperación muy malo, dependiendo de la duración de la pérdida de la percepción del dolor.
Los perros de razas condrodistróficas (salchicha, pequinés, beagle, lhasa apso, etc.) sufren la gran mayoría de las hernias de disco, y, en concreto, los perros salchicha representan el 45-70 % de todos los casos. En estos perros, el inicio promedio de los signos clínicos se produce entre los 3 y los 6 años, aunque las radiografías pueden mostrar la presencia de calcificación discal a los 2 años de edad. Los perros no condrodistróficos (labrador retriever, pastor alemán, etc.) habitualmente los presentan entre los 5 y los 12 años de edad. Los discos toracolumbares (región del lomo) sufren el 65 % de todas las hernias de disco, mientras que los cervicales (región del cuello) representan hasta un 18 % de los casos.
Manifestaciones Clínicas
La hernia de disco se presenta con distintos grados de dolor; sin embargo, cuando el daño nervioso comienza a desarrollarse y progresa, sigue un patrón predecible:
- Dolor de espalda o cuello, posible rechazo a caminar por la habitación.
- Marcha tipo “borracho” o inestabilidad de los cuartos traseros; las patas traseras se cruzarán con frecuencia cuando la mascota camine.
- Pérdida completa de la función motora de las extremidades traseras. Habitualmente al mismo tiempo, la mascota pierde la capacidad de orinar y vaciar la vejiga por completo.
- Se pierde la percepción del dolor, que es un signo de lesión medular grave que puede implicar un pronóstico de reservado a malo.
La clasificación de las hernias discales se agrupa generalmente en grandes regiones. Se describen las siguientes agrupaciones:
- vértebras cervicales 1–5 (C1–C5)
- de la vértebra cervical 6 a la vértebra torácica 2 (C6–T2)
- de la vértebra torácica 3 a la vértebra lumbar 3 (T3–L3)
- de la vértebra lumbar 4 al sacro (L4–S3).
Este agrupamiento se llama neurolocalización y permite a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS), comenzar a planificar qué pruebas diagnósticas y posibles cirugías se ofrecerán. La hernia de disco intervertebral se considera habitualmente una verdadera emergencia quirúrgica y el pronóstico varía notablemente en cuanto al grado de función que se conserva al evaluar y tratar quirúrgicamente a la mascota.
Diagnóstico
La mayor parte de los veterinarios de atención primaria puede sugerir pruebas de detección médica iniciales, así como cualquiera de las técnicas de obtención de imágenes que se mencionan:
- Análisis de sangre: recuento sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés), bioquímica en suero y análisis de orina
- Radiografía de la columna o el tórax
- Mielografía, que es una serie de radiografías en las que se inyecta con una aguja un tinte alrededor de la médula espinal para resaltar cualquier compresión (figura 1)
- TC en lugar de la mielografía o después de la misma
- Estudio por resonancia magnética (RM) además de una TC o en lugar de la misma
- Punción lumbar simultánea a la obtención de imágenes
El cirujano veterinario determinará las pruebas más adecuadas, que pueden variar.
Tratamentio
Con frecuencia, solo se ofrece un tratamiento conservador, con descanso en una jaula, confinamiento y analgésicos, a pacientes que han comenzado recientemente su primer episodio y con déficits neurológicos leves. Una posterior consulta a su veterinario puede dar lugar a una remisión a un cirujano veterinario, para explorar por completo las opciones.
Existen múltiples enfoques y procedimientos quirúrgicos, que varían según el cirujano veterinario y la ubicación del disco. La elección del procedimiento exacto a realizar la toma el cirujano veterinario en base de su experiencia y sus preferencias. La descompresión quirúrgica de la columna vertebral mediante la retirada del hueso sobre el conducto vertebral se recomienda casi siempre (figura 2).
Cuidado Posteriores y Evolución
Se da de alta a la mayor parte de las mascotas 3-7 días después de la cirugía. Habitualmente vuelven para una revisión y la eliminación de las suturas o grapas cutáneas (si están presentes). El dolor se puede controlar bien con medicamentos administrados por el propietario.
La recuperación postoperatoria (después de la cirugía) puede incluir:
- Extracción de la orina mediante compresión de la vejiga 3–4 veces al día (en caso necesario)
- Rehabilitación física de la fortaleza y la flexibilidad de los músculos
- Restricción del ejercicio, descanso tumbados durante al menos 4 semanas
Los cambios en el estilo de vida pueden incluir pérdida de peso, pasar a un arnés de cuerpo en lugar de una correa de cuello y minimizar los saltos desde los muebles.
Las complicaciones postoperatorias pueden incluir:
- La mielografía podría provocar convulsiones en las primeras 24 horas después del procedimiento
- Infección de la incisión
- Muchos pacientes presentarán hernia en otro disco en un momento posterior de su vida
- Marcha inestable continuada o arrastre de los dedos de las patas traseras al caminar
El pronóstico varía significativamente según el grado de lesión y la ubicación de la lesión. La mayor parte de las hernias de disco que se presentan en perros que aún caminan, tienen una excelente posibilidad de volver a caminar con normalidad. Sin embargo, si la mascota ha perdido la capacidad de sentir dolor en las patas antes de que se realice la cirugía, posiblemente no vuelva a caminar de nuevo.
Una hernia de disco que no se trate puede provocar la pérdida permanente de la capacidad para caminar. La mayor parte de los perros que llegan a este punto también perderán el control de la vejiga urinaria y tendrán riesgo de sufrir infecciones crónicas del aparato urinario y escaldaduras provocadas por la orina. Adicionalmente, sin función motora, los pacientes no se pueden girar por sí mismos y pueden desarrollar heridas y úlceras por presión.